Ella y el

Había una vez dos personas que se conocieron en una playa en La Habana, compartían una pasión por el crecimiento personal y la búsqueda de la excelencia en sus vidas, pero por alguna razón, esa amistad se mantuvo distante y paralela durante mucho tiempo. Después de aquellos primeros encuentros nunca más se volvieron a ver, vivían cerca, pero distantes, las circunstancias tampoco hacían posible un acercamiento, más sin embargo cada cual por su lado nunca dejo de recordar lo singular que habían sido aquellos primeros encuentros.

Así pasaron más de 5 años, y las circunstancias comenzaron a cambiar, ella viajo a tierras aún más lejanas, seis husos horarios los separaron, pero, aun así, y quizás por tener mucho tiempo libre, no olvidaba según cuenta ella, la necesidad de revivir aquella amistad, y así se volvieron a comunicar. A medida que compartían sus ideas y experiencias, comenzaron a sentir una conexión especial entre ellos.

Ella era una mujer ambiciosa y determinada. Había establecido metas claras para su carrera y se esforzaba constantemente por superarse a sí misma. A través de su reencuentro con él, ella descubrió una nueva fuente de motivación. Juntos se alentaban mutuamente a ir más allá de sus límites y a perseguir sus sueños con mayor intensidad. El la inspiraba con su creatividad y valentía para enfrentar nuevos desafíos.

Por otro lado, él era un espíritu libre y apasionado. Había experimentado altibajos en su vida, pero siempre había aprendido valiosas lecciones de cada obstáculo. Ella le brindó un apoyo incondicional y lo animó a compartir sus talentos con ella. A medida que profundizaban en su amistad, él se sintió más seguro de sí mismo y comenzó a perseguir sus pasiones con una determinación renovada.
Juntos, ella y él se convirtieron en un equipo poderoso. Se animaban mutuamente a crecer y se apoyaban en cada paso del camino. A medida que progresaban en sus metas individuales, también desarrollaron proyectos conjuntos, combinando sus habilidades y conocimientos para crear algo significativo.

El progreso personal comenzó a ser un pilar fundamental de su relación. Se alentaban a sí mismos a establecer metas claras, trazar planes de acción y celebrar cada logro, grande o pequeño. Aprendieron a superar juntos los momentos difíciles, recordándose constantemente el propósito y la visión que compartían.

Con el tiempo, ella y él se dieron cuenta de que su relación no solo los impulsaba individualmente, sino que también les brindaba una profunda satisfacción emocional. Habían crecido como individuos, pero también habían cultivado un deseo mutuo sólido y profundo.

La historia demuestra que cuando dos personas con un compromiso compartido hacia el crecimiento personal se unen, pueden lograr cosas extraordinarias. Ella y el, aun continúan soñando su viaje juntos, enfrentando desafíos y abrazando nuevas oportunidades, sabiendo que siempre tendrían a alguien a su lado para apoyarse mutuamente en su progreso personal y en el amor que aspiraban construir juntos.

Pero la verdadera moraleja de esta historia es que en muchas ocasiones, diría que en la mayoría, creemos que el talento y buen desempeño como individuo se debe a uno mismo, sin darnos cuentas que en realidad, tal y como en la naturaleza, la existencia del agua no fuera posible sin la unión del hidrogeno y el oxígeno, ningún otro elemento químico puede hacer lo que dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno pueden lograr.

Como en la naturaleza, en la vida a veces solo se trata de eso, identificar a la persona correcta que sin mucho esfuerzo la vida aflore de manera diferente y que por muy poco que una de las parte aporte, simplemente se convierte en el pilar de la otra para llegar mas lejos juntos.

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