Un verdadero influencer

Cuando por momentos a solas pasas la mayor parte del tiempo, siempre vienen a la mente recuerdos e ideas del pasado, también se reflexiona sobre el desempeño personal y cuando las cosas no van tal cual uno las desearía, recurrimos a nuestros ídolos de juventud.

Recuerdo la primera vez que escuché una canción de Rush, o al menos cuando realmente me hizo detenerme, escuchar y considerar si acababa de descubrir a mi nueva banda favorita.

Lo creas o no, dicen que no aparento tener cerca de 60 años, pero soy lo suficientemente mayor como para recordar tener una grabadora de cassette. Eran los días anteriores al CD ROM, cuando los casetes todavía eran lo principal. Sin embargo, lo bueno de las grabadoras de cassette era que también funcionaba como radio AM/FM, lo que, en teoría, significaba que nunca te podías quedar sin música para escuchar.

También era una forma de escabullirme y quedarme despierto hasta tarde por la noche cuando era hora de «apagar las luces» y escuchar temas de Pink Floyd con todos esos efectos sonoros que evocaban a la imaginación.

En esos tiempos en particular, principios de los 80, estaba listo para mis noches habituales de renunciar al sueño para escuchar música y tomar notas mentales de las guitarras y las bandas de las que no había oído hablar antes. Tenía apenas 16 años y un amigo llamado Alfredo Casal me da a escuchar una banda de Canadá llamada Rush, de la que nunca había oído hablar antes, pero aparentemente tenían un baterista increíble, que también escribió las letras de la banda. Me quede impactado con su música.

Pero pasaron unos 4 años más, hasta poder obtener nueva música de esa banda, un amigo argentino me presto un cassette grabado de la radio en Argentina, el cual en concreto contenía la canción Afterimage del disco Grace Under Pressure 1984, yo realmente era un debutante en la música, era el baterista de una banda, la denominamos “Los anticuerpos” pero más nos conocían por los estudiantes extranjeros; sin mencionar que a esa edad era bastante impresionable en lo que respecta a seleccionar la música de mi adolescencia. Ya sabes, las que siempre se te quedan grabadas.

Al día siguiente, lo único en lo que podía pensar era en esta banda, Rush, y en si yo era la única persona en el mundo que sabía lo geniales que eran. Claramente, tenía mucho que crecer, especialmente en relación con cuánta gente adoraba a Neil Peart como el mejor baterista que jamás haya existido, y mucho más.

Desde aquellos años; sobre Neil sentía una admiración especial, diría que era mi influencer de esta época, pero soy de los que creo que, la mayor contribución de Peart a la música y la cultura no fue lo que hizo detrás de esa enorme fortaleza de tambores y platillos. Fue su cerebro, su inteligencia y cómo la utilizó para iluminar al mundo, ya sea a través de sus letras, los libros que escribió o en cómo enfrentó la vida tal como la vida lo exigía.

Nadie escribía letras para una banda de rock como el, ya fuera algo tan sencillo como la vida de un músico en la carretera o llevar a los oyentes a un viaje complejo con temas de ciencia y filosofía. Las canciones no solo sonaban geniales, sino que también tenían una profundidad que deja más por descubrir incluso después de la centésima escucha. Como amante apasionado de la literatura, el enfoque de Neil hacia el oficio tenía cierta sofisticación. Hay una razón por la que lo apodaron «El Profesor».

Mi introducción a Rush llegó previamente a lo que probablemente fue el momento más difícil para Neil, perdió a su hija en un accidente automovilístico en 1997 y a su esposa por cáncer en el mismo año. Un ávido motociclista, el libro de Neil «Ghost Rider» es un increíble diario de viaje sobre cómo los viajes de larga distancia a través de América del Norte y Central lo ayudaron a lidiar con el dolor.

Realmente en aquellos años de juventud, siempre soñaba con ver tocar a Rush en vivo, en el 2003 durante mis viajes a Toronto, estuve cerca de verlos, ellos tocaron en un evento publico auspiciado por la ciudad de Toronto, eran aquellos tiempos en que se corría el rumor que visitar esa ciudad conllevaba muchos riesgos de salud y la manera de contrarrestar aquello fue ese gran mega concierto en los suburbios de la ciudad, años posteriores, ya viviendo en los Estados Unidos, mi sueños se hicieron realidad, un solo de batería de Neil Peart en persona es casi obligatorio para cualquier músico, incluso si no tocas la batería. Es una muestra increíble de lo que puede suceder cuando a un maestro artesano se le permite moverse libremente en su elemento.

Cuando Neil murió, fue una pérdida trágica, por decir lo menos. Rush tiró la toalla con justicia en 2015 después de más de 40 años de reescribir el lenguaje musical de lo que debería tratar una canción. Había llegado a un acuerdo conmigo mismo y resignado con que nunca volvería a ver al mejor trío de todos los tiempos, porque sin duda se ganaron su jubilación. Pero escuchar la noticia del cáncer cerebral y cómo Peart abordó sus últimos años con humor y humildad lo hizo aún más triste. Sin embargo, su muerte es inspiradora en cierto modo. Lo mostró como un hombre fuerte, un hombre profundo y con la perspectiva correcta sobre cómo vivir y cómo morir con dignidad.

La forma en que una persona responde a la adversidad es reveladora de su carácter. Neil siempre buscó la filosofía detrás de todo y viajó por todas partes en busca del significado justo de cualquier lucha que se le presentara.

No fue solo una estrella de rock, fue un poeta, un visionario y un hombre cuya influencia se basó en el deseo de buscar constantemente una inteligencia superior y una comprensión del mundo que lo rodea. Tradujo esto en sus escritos con la esperanza de compartir el mensaje, las lecciones que aprendió a través de la experiencia y la investigación, al mismo tiempo que desafiaba al oyente a pensar un poco más profundamente de lo que lo haría una banda de rock promedio.

Hace unos días adquirí nueva literatura sobre la banda, en ella encontré varias historias relevantes que de alguna manera en su momento compartiré o manifestare, pero, me llamo mucho la atención saber cómo Geddy Lee reacciono al escuchar sobre la enfermedad de Neil y como tuvo que manejarla durante los 3 años que la padeció hasta su muerte.

Nunca olvido en momentos como este cuando él decía:

… tenemos el control de nuestras elecciones, sin importar la situación en la que nos encontremos, las personas con las que estemos o las circunstancias, buenas o malas; pero siempre podemos elegir, pero si eliges no decidir, aún has tomado una decisión…

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