Dentro del gran espectáculo, al menos para mí, que supone asistir a un despegue en Cabo Cañaveral, lo que más me motiva son dos cosas; la primera, formar parte de la historia de cada logro del hombre en el espacio; y la segunda el sonido de los potentes motores. Todo mi cuerpo vibra, los pájaros vuelan sin entender qué sucede, es una sensación que no se puede explicar, pero lo que más me llama la atención, es que un ciudadano común puede ser testigo de tan grandiosa hazaña del hombre, ya he desistido de hacer fotos y videos durante un despegue, porque te pierde todo lo que transcurre en apenas 2 minutos, lo que si no dejo nunca de recordar es el sonido y la sensación que recibe todo mi cuerpo.
Han pasado 50 años del lugar más lejano que el hombre haya estado jamás, y así todo es solo el comienzo.
Fotos de uno de los Saturnos V empleados en las misiones Apollo de la NASA